lunes, 7 de noviembre de 2022

Salmón y marrón chocolate

 El color de las paredes. Salmón, claro y oscuro, albero, marrón chocolate, blanco roto, vainilla,....

Sala de espera. Sillas separadas por un metro de distancia. Tres en un lado y junto enfrente otras tres. Pues va a ser cierto que la gente no sabemos esperar mirando la pared de enfrente. Que el recurso de móvil en la mano ya no es cosa de adolescente ni mileniars. Que no. Me arriesgo asegurar que yo era la más joven de la sala y la única que les observaba sin ser observada, claro que si, pues todos los demás tenían puesta su atención en la luz azul que le salían de las manos. Me ha resultado de lo más curioso. ¿Salmón y marrón chocolate?. Podía escudriñar en el estampado de sus calcetines, la  limpieza de sus cabezas, el año de fabricación y venta de sus zapatos, diagnosticaba sus profesiones descifrando sus outfit,... y todo sin ser vista en el más completo de los anonimato. 

     - ¿Es usted el inspector?

Era la segunda vez que le preguntaba el 'médico de la America dos tallas mas grande 'al paciente que justo entró en el Centro detrás de mí.

    - No, soy paciente. Vengo a ver a Rosa (nuestra doctora).

Pasamos uno detrás del otro a la sala de espera. Y aquí estamos. En total somos cinco pacientes esperando. Me esfuerzo por contemplar la escena, no voy a mirar el móvil. 

Color de la pared: salmón. Color de columna central: marrón chocolate. Hay tres sillas vacías y en fila, me he sentado en la de en medio. El señor que me sigue todo el tiempo en la de mi derecha, justo al lado de la puerta donde sale y entra repetidas veces el 'médico de la America dos tallas mas grande' acarreando enseres médicos dentro de su consulta. Observo los nombre de los facultativos inscritos al lado su puerta. Son dos, un traumatólogo y un reumatólogo. Intento averiguar si tiene cara de Alberto José o de Alfredo. Uff,.... difícil.

    - ¿Es usted el inspector?

Vuelve a preguntar por tercera vez.

    - No. Pero casi lo fui. Si quiere le firmo donde haya que firmar.

Sonrío. Miro a mi compañero de espera y me devuelve la sonrisa, orgulloso de su espontaneidad. Al médico de la americana dos tallas más grandes no le hace gracia. Debe de andar bastante preocupado por aprobar la examinante mirada de ese inspector que no da señales de vida.

Salmón y marrón chocolate. Quién decide los tonos de nuestras paredes. Quién se aventura a tomas estas decisiones tan..., no encuentro el adjetivo, importantes. ¿Salmón? ¡venga ya!, ¿en serio?.


Chocolate

Salmón chocolate





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