martes, 3 de julio de 2012

Tardes veraniegas.

Una balsa grande gigante, un río chico, un bosque de hadas y duendes, y una escaleras con vista al valle para merendar.  O lo que es lo mismo: la balsa grande de Narila, una acequia, una alameda y la presa junto al camino del agua agria. Este es el escenario de algunas de nuestras tardes veraniegas, telón de fondo de las más arriesgadas y tremendas aventuras que, junto con los primos, vivimos en primera persona. 

Inolvidables momentos.


Juanjo con boca de chocolate y cara de foto.


Pilla-pilla en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia.

Papá y sus besos.


De la mano. Problemente la complejidad de la ruta lo requeriría.

¡¡Ohh cabrillas!! Cómo le fascinan, el pastor es todo un personaje para Antonio.


Con el pañuelo rojo de Papa Pirata. Antonio Pirata.

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